Kayla Unbehaun fue raptada por su madre cuando tenía 9 años pese a que la custodia pertenecía al padre: ha sido hallada en buen estado por el dueño de una tienda.

El caso de la desaparición de Kayla Unbehaun el 4 de julio de 2017, cuando apenas tenía 9 años, era hasta el momento uno más de los cientos de procesos de búsqueda menores en paradero desconocido abiertos en Estados Unidos. Sin embargo, la forma en la que se ha resuelto le convierte en un caso único.

La pequeña Kayla vivía hace seis años con su padre, Ryan Iskerka, quien tenía la custodia total de la niña, en South Elgin, en el estado de Illinois. Su madre, Heather Unbehaun, tanía únicamente un régimen restringido de visitas por motivos que no han trascendido.

Aquel día de julio, festivo nacional en el país norteamericano que celebra en esa fecha su Día de la Independencia, cuando Ryan fue a recoger a su hija no encontró ni rastro de ambas.

Desde ese momento, comenzó una búsqueda incansable en la que el Centro Nacional de niños perdidos y explotados ha estado muy implicado.

La proyección visual de cómo sería Kayla en la actualidad, clave

Se han difundido durante los pasados años carteles con la foto de Kayla en el momento de su desaparición, acompañada de otra en la que se proyectaba el aspecto que podría tener en la actualidad gracias a las tecnologías visuales de simulación, muy útil en estos casos.

Sin embargo, un célebre documental de Netflix llamado ‘Misterios sin resolver’ que centra cada episodio en casos abiertos de secuestros, asesinatos y otros crímenes y delitos, ha sido la clave para dar con el paradero de la niña, que ahora tiene 15 años.

Fue gracias al dueño de una tienda que había visto un episodio de ‘Misterios sin resolver’ dedicado a desapariciones de niños pequeños. Mientras trabajaba, vio a una adolescente junto a su madre y pensó que la chica se parecía mucho a la de la proyección de edad que había visto en la plataforma de streaming. Y dio en el clavo.

Inmediatamente alertó a las autoridades que procedieron a arrestar a la madre, a la que se le acusa de secuestro, en la localidad de Asheville, Carolina del Norte, a más de 1.100 kilómetros de donde fue raptada.

«Sólo pido privacidad para este momento en el que tenemos que volver a conocernos», dijo el padre, Ryan, tras recuperar a su hija después de seis años de agonía.